Hará unos años jamás me hubiese planteado la posibilidad de que yo sintiese indiferencia por otras personas (reléase bien "personas" como las que te deberían de importar). Y, para seros franca, o si no apagamos y nos vamos, mirando hacia atrás, que es cómo podemos cerciorarnos de nuestra trayectoria y continuar, veo que he sido capaz de sentirla entre pecho y espalda, de ser consciente de su existencia y..., no me apeno, no me lastima, no me da miedo, e incluso me alegra.
Me alegra porque la comunicación con ellas era hiriente, porque atacaban a los puntos flacos, porque alardeaban mientras mentían y voceraban cuando yo callaba.
Hoy me levanté con esa sensación de: !no me hacéis falta!, ni para bien ni para mal, y aunque sea triste la situación pues otro calificativo no cabe, es la mejor opción de las dos viables.
Todo ello fue progresivo no repentino ni traumático, cosa que me enorgullece. Ya no me importan, es cierto, pero sigo queriéndoles y deseándoles lo mejor. Cuando me llegan noticias malas de ellas me entristecen, si llegan buenas me complancen. No les guardo rencor, ni rabia, ni siquiera me planteo: ¿por qué no pude decirles ésto o lo otro?; nada, nada de nada. Y así he conseguido no padecer impotencia y lo más importante, no transmitírsela a mi familia.
Sólo le pido a "Dios" no pasar por esta vida indiferente de las pequeñas importantes cosas...., como diría mejor el lirismo de Mercedes Sosa, de las "otras"..... bahhh.
Un beso.
6 comentarios:
Me ha gustado tu escrito y a veces aunque te duela tienes que dejar a personas que no te aportan nada.Más vale dejarlas a tiempo que arrepentirte de no haberlo hecho.
Mi padre siempre decia que "agua que no has de beber, dejalá correr" y en este sentido se puede aplicar el dicho.
Un gran beso para ti.
Me ha encantado leerte y tal vez sea porque hoy compartimos cierto estado de ánimo, en el sentido de aceptar realidades. En tu caso de tus indiferencias, justificadas y necesarias para seguir creciendo. Hay tantas cosas difíciles de aceptar, tantas decisiones difíciles de tomar, pero que a la larga nos liberan tanto.
Hoy te he tenido presente cuando llegé a mi casa con la necesidad de "vomitar" todo lo que me pasaba por la cabeza. Hoy escribí y lo solté sin más. Me ha venido genial.
Gracias, maestra.
Cuando ciertas personas ya no te aportan nada, cuando sólo son heridas en tu vida, cuando ya no hay nada más que decir...lo mejor es ser indiferente ante ellos, pasar y seguir caminando para buscar otros derroteros.
Me ha gustado esta entrada Mª del Mar.
Besos
me gusta como escribes, a veces la indiferencia pasa tan indiferente, que ni cuenta nos damos :)
he creado un blog sobre cine, teatro, libros, espero que te pases si te interesa
http://la-critica-constructiva.blogspot.com/
Gracias, lo cierto es que la indiferencia es una postura difícil de mantener, sobre todo cuando se trata de personas y situaciones vitales, a menos que seas insensible hasta la médula. Otra cosa es la "necesidad" o no que tengamos de compartir con ciertas personas; no tenemos que compartir un café con todo aquel que conocemos, tampoco con alguien que no quiere hacerlo conmigo.
besos
Publicar un comentario