28 de noviembre de 2012

Yo te cuidaría....

Yo te cuidaría, sin dudarlo, sin asfixiarme y disfrutando de cuanto quedase de hoy, de lo que fuiste y de lo que eres. Sin ataduras me ataría a tu pena, a tu alegría, así también pasarían nuestros días e incluso en la enfermedad hallaría la felicidad, el resquicio para proseguir caminando a la par y atentas al transcurso del tiempo ganado y perdido.

"Creo que somos los últimos en la tierra de nuestra clase.......". 

Yo te cuidaría durante el día, en la noche. Yo formaría parte de tu despedida, de tu partida...... Yo te cuidaría y me aferraría a ti, empapándome de tu mirada, de tu silencio, de tus vicios, carencias y vivencias para que no perezcan de olvido......

4 de noviembre de 2012

El cambio.


A veces nos martirizamos con "antes lo debí haber hecho", "debí irme antes". NO. Los cambios serán radicalmente extraordinarios si se producen desde el riesgo medido y maduro más cuando tendrán que "soportarlos" los niños.

No es sensato lanzarse al vacío tras un impulso, pero ni en un cambio de colegio ni en un arrebato a su dirección. No siempre los padres llevamos la razón porque seamos los que padecemos el sufrimiento, (los muertos de esa emoción, con perdón). Pero es cierto!!, tras conocer una situación desafortunada, por no llamarla cruel, acudimos sin demora, con ira y desconfianza a pedir explicaciones, sin confirmar nada, sin más nada que nuestro dolor y lamento y sin dejarles reaccionar, sin ninguna oportunidad, los acorralamos y dejamos claro que no hacen bien su trabajo,

Una mami que no conozco de nada en la puerta de un colegio en el que prácticamente acabo de aterrizar me comentó sin malas intenciones, doy fe, un incidente y se disculpaba a la vez que hablaba, diciéndome que a ella le gustaría que se lo dijeran. No voy a reproducir la conversación, valoro mucho la intimidad de mis hijas como para divulgarla sin ton ni son, pero aun puedo notarme estática y clavada en el suelo, con un peso interior incalculable e indemostrable por gigantesco, que se iba apoderando vertiginosamente de algo más allá que de mi cuerpo. El móvil lo tenía en mis manos, logré escribir cuanto acababa de oír mientras me alejaba sonriendo a mis hijas hasta lograr conducir, ya con tantas lágrimas silenciosas que...... En fin. Creí hacer lo correcto, os contaré por qué.

No hace tanto le hicieron "daño" a una de mis hijas delante de mis narices; yo reaccioné como una niña pequeña a la que le habían arrebatado un trozo de dignidad. No hice bien. No logré ser una buena persona, tan sólo una loba que protege con ahínco a su manada. Eso no es hacer bien mi trabajo de madre. Erré.

Para cada daño tendrán herramientas para combatirlo. Para cada dolor obtendrán comprensión y la necesidad de encauzarlo hacia la alegría. Ignorar al ignorante y dejar trabajar al que está trabajando. Creo que cuando eso ocurre, poco hay que temer y mucho hay por hacer.

Cambiar a mis hijas de colegio ha sido una de las más acertadas decisiones de mi vida. Y no debí hacerlo antes, sabéis por qué..... Porque el maestro tan sólo aparece cuando el alumno está preparado.

Gracias.