14 de septiembre de 2010

Conocer o dar a conocer.

     ¿Por qué no dejas que la conozcan realmente?, ¿por qué no lo publicas en el tablón del cole? Estas preguntas me las ha planteado hoy mi prima María del Mar, lectora habitual de este blog; fórmula que le ha mostrado casi sin querer para entender mejor a Luisa.
     Sólo hace unos días que "grito sin gritar". Desde que obtuve diagnóstico, y en diciembre harán seis años, jamás me planteé hacerlo público, contarlo...; por aquél entonces pensaba que cada persona era única, especial, diferente; había visto la discapacidad desde siempre en otras personas, de lejos, de cerca, en la vecindad. En el colegio tenía una compañera con epilepsia convulsiva, y como sufrió un par de ataques en clase, nos hablaron sobre la epilepsia; era una chica con pelo rizado, risueña, alegre, espontánea, bibaracha, estupenda y... epiléptica, era repetidora y nos llevaba ventaja en picardía, era fenomenal estar a su lado y no le dí a sus ataques la mayor transcendencia. Ya en el instituto, un compañero tenía una discapacidad social, para nosotros sin nombre, su aspecto era desaliñado, su higiene personal algo desatendida y su ropa parecía de otra época. Este compañero era una persona encantadora, un as con las letras, podía hablarnos en las dos lenguas muertas que estudiábamos, latín y griego, estudió y se licenció en filología francesa y luego le perdí la pista. Metiéndome en la caja del pasado me veo a su lado despejando las burlas a las que lo sometían, cubriendo unas amigas y yo su cuerpo ante los "gargajos", y limpiándonos con pañuelos de papel. En aquellos tiempos para mí la información primordial se basaba en las drogas, el alcohol, el tabaco mata pero ¿y qué? y en los condones, lo demás no debía ser prioritario..... y lo era, vaya si lo era, !qué ignorantes nos enseñaron a ser!.
     Desde que conozco las limitaciones sociales de Luisa siempre me he dicho, ella algún día, le dirá al mundo, a sus amig@s, a su novi@, a sus compañer@s de trabajo, o a quien quiera si quiere, lo que le ocurre realmente, pero de tanto preservar su intimidad hemos acabado dañándonos ambas.
     Desde que escribo aquí, a solas, y alguien, al otro lado, me lee, me comunico desde dentro y fluyen mis pensamientos, en minutos me libero de sufrimiento, y cuánto le ocurre, lo veo más pasajero, más llevadero, menos dañino, más "normal". Desde que lo hago "público", mi hermana, eterna sufridora de mis malas pasadas, puede "llorarles" a sus cuatro amigas sobre lo que le preocupa, y ya no tiene que disimular su cara, consigue ser ella, de una forma abierta, liberalizada.
     Pero, mi madre seguirá afligiéndose hasta que sus ojos se cierren para siempre, padeciendo por mí y por su nieta, porque su dolor es más grande al ser doble, su dolor es más injusto al estar más cansado..... mi madre,... esa a la que a mis treinta y cuatro añoro algunas noches para poder acurrucarme entre sus brazos, a la que el paso del tiempo y las arrugas no han alcanzado retirar la suavidad de su rostro ni la protección y el calor de sus manos, esa que espera sin rechistar el sonido de mi voz, porque mi presencia siempre anda ocupada o despistada.

Nadie te querrá como yo te quiero,
me dijo, y,
era cierto.

     Hoy me planteo, el respeto a su silencio, al mío, al cuál he pervertido pero me ha servido. El grito o el silencio.    
  

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiero decir dos cosas, una, simplemente resaltar esta frase:

"...qué ignorantes nos enseñaron a ser!"

Y dos, me parece excelente que no la expongas, que ella decida si quiere o no decirlo a alguien mas. Yo, por mi parte, se lo he dicho a una sola persona fuera de mi núcleo familiar, y aún en mi familia es casi un tabú.

Opino que haces bien, por lo que he leído. De alguna manera el blog se mantiene íntimo, casi uno a uno en el momento que lo lees. Fuerza =)

María del Mar Bernal dijo...

es cierto As, es cierto.
Gracias por tu opinión.

concha dijo...

Yo se lo he contado a los más íntimos ,amigos sobre todo , pues es con ellos con quien tiene más relación. A la familia según, cada uno tiene su propio nivel, a mi madre le parece el niño más listo y cariñoso del mundo y no le voy a llevar la contraria.....
Pero claro, Marcos ya va a cumplir los quince
¡¡¡¡¡ aaaaggggggg ¡¡¡¡
y su sicóloga le enseñó que cuando tenga que dar alguna explicación sobre su comportamiento diga algo así como que no entiende muy bien las relaciones sociales, igual que otros no entienden muy bien las mates, vamos, sin cortarse ni un pelo.
Yo intento que lo asuma con naturalidad, que sea consciente de sus problemas, pero que sepa que todo el mundo tiene problemas y no todos trabajan para superarlos.

Un día íbamos por el monte con unos amigos, tienen un chico de la misma edad que Marcos y una niña menor. Mientras caminábamos por un sendero, el niño de mi amiga iba subiendo por todas las rocas, árboles y lugares de donde no podía bajar sólo. Los míos hacían casi lo mismo, pero eran más prudentes y nunca tuvimos que ayudarles. Al cabo de un rato, mi amiga me dijo, muerta de la risa
- Yo quiero hijos normales, como los tuyos -
Y siguiendo con las risas, repasamos a nuestros hijos y a los hijos de toda la pandilla, sacándoles todas las manías y rarezas de cada uno. Las nuestras las conocemos de sobra........

Ya lo decía el poeta " De cerca, nadie es normal "
Besitos