30 de agosto de 2010

La cuerda floja.

"Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres
obligado a llevársela". - Pitágoras
¿Os podéis imaginar de pie y parados en una cuerda floja? ¿Podéis sentir por unos instantes, manteniendo bien cerrados los ojos, las sensaciones que se experimentan en esa posición?, Si, no, no puedo. Ahora bien, intentarlo mientras os despertáis, trabajáis, camináis, preparáis el desayuno, el almuerzo, escribís la nota en la agenda de vuestra hija, con décimas de fiebre la lleváis a terapia, al cole, en fin en un día rutinario. Así se manifiesta mi cuerpo y mi mente todos los días del año, desde hace  varios. ¿Sabéis lo que es el retroceso, el andar del cangrejo? Imagínate que eres tú quién retrocedes, lo asumes, lo afrontas rápido y continúas, pero, ¿y si es tu hija quién lo afronta?. Ahí todo cambia de color, todo se desdibuja, se desfigura, nada tiene forma, ni buen olor; ahí te enfrentas a algo que no puedes dominar, ni calcular, ni predecir, ni solucionar. Ahí estás sola y, como se trata de quién se trata buscas y casi por azar encuentras un guía, en mi caso una guía.
Mi guía es una mujer, bella más por dentro que por fuera. Por fuera es sumamente elegante, de tallaje envidiable y de un olor fresco y a mar. Desde dentro despliega una paz que percibes azulada, su sabiduría hace que mis problemas se solucionen cuál rezo lleva en sus manos, de dedos recomidos, (única debilidad visible), pues su pisar fuerte y su seguridad conviven en una voz penetrante y calmada que sosiega, que te hace descansar, coger fuerzas y simplemente te permite continuar.  Mi confidente es algo menor que yo de edad y mayor en madurez y sensatez, es alguien objeto constante de admiración por mí, es una mujer, antes niña de mis juegos infantiles. Es mi consuelo y mi pañuelo, mi hoy y mi mañana. Sin ella no puedo vivir, no concibo mi vida sin ella. Ella es mi hermana pequeña.


Hay melodía en su silencio
y sigilo en sus palabras.
Capaz ella,
de que el viento te mime
y te acaricie hasta enardecer.
Capaz de dilucidar la agonía
y convertirla en regocijo,
como hada con su varita
como gran ilusionista.
La vida, a su lado,
¡una maravilla!.

La de los tirabuzones infantiles
y voz intensa.
La de susurros nocturnos
de delaciones encubiertas.
La de la risa espontánea,
la de la cama de al lado,
la que llora por dentro
y ves dura como el acero.
La que ennoblece el término niña
convertida en mujercita.
La que he visto crecer,
¡qué gran vista!
Entre pajas y algodones,
entre soles y nieblas,
entre batallas y treguas,
entre riña y entendimiento.
Esa, esa era mi hermana.

Mi hermana, es otra que besa a la vida,
con la inocencia perdida,
el agravio del vestigio,
la ventaja del camino soportado,
la dulzura de una música aletargada,
la pasión de una resistente,
la estimulación de un ser entregado
al amor, la belleza, a la melancolía,
al trabajo, a la resignación,
al dolor y a la alegría.

Mi hermana es la que te abre una ventana,
La que se olvida de sí misma,
Para convertirse en tu hermana.
Mi hermana, no es mi pasado,
es mi presente, mi futuro.
Mi hermana es un pedacito de mi piel,
una parte de mí llena de vida,
un corazón lleno de energía,
un vaso lleno,
una sonrisa sentía.

Ella se llama Paqui.



    

2 comentarios:

Paco Piniella dijo...

Qué bonito María del Mar

Carmen dijo...

Querida amiga: gracias por darnos a conocer tu alma de una forma tan bella. Gracias por elegirme para compartir tus sentimientos.
Siempre serás. Siempre estarás.
B7s