Casi sin mantener los ojos abiertos, irreflexiva ella se bambolea a través del pasillo hacia su cocina mientras se repite a sí misma (café, necesito un café, un cigarro). Mira el ligero fuego que no es fuego y se detiene en lo que calienta y espera......aturdida, que sus pensamientos no sean aparentes, irreales, que hiervan con llama!
Se sienta y deposita dos de azúcar y leche condensada en su taza, se aprieta su bata ejerciendo una presión que pueda notar y advertir para despejarse de sus sueños, remueve el mundano café con la cuchara para luego saborearla con detenimiento, sabiendo que no hay nadie y puede ser sencilla y sonríe, ...... a la vida, no sabe si mañana le escocerá su herida, así que se alisa el pelo pasando sus dedos cuál peine improvisado y se toca el rostro alisando sus arrugas con sus manos templadas por la taza, encuentra su belleza en sus sanos pies a los que mira mientras los estira tumbando su silla hacia atrás y casi entera rompe a carcajadas a solas.
Se aleja, se ducha, no se peina, no se maquilla, se viste, coge su bicicleta y se traga aliviada la brisa del mar.
2 comentarios:
aaaaaaaaamiga, no fumes antes de la bici, niñaaa!!
besitos,
Paula
El café de la mañana te lo perdono porque va de maravilla, pero el cigarro no, así que olvídalo y sal a pedalear.
abrazos,caminando.
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