Lo que nos aparta de la realidad que vivimos es el deseo y precisamente es quien debe cruzarse en nuestro camino y habitar en él. En ocasiones desviamos la atención hacia nuestros intereses con tal imprudencia y desmedida que hace tambalear lo hermoso o cruel del momento que construimos.
Siempre busco el equilibrio pero, mi guía, con experiencia y casi sin querer, me enseñó a hallarlo inclusive en la luz artificial que de sopetón te despierta o que ante la oscuridad taciturna enciendes, lo hallé en los resquicios de mi mente y aunque por resbaladizo se escurre, yo lo atrapo, lo atrapo.
A veces el deseo nos retira la cordura, la sensatez; pero otras veces se inserta en la piel y te empuja a actuar con juicio, tacto y esperanza.
6 comentarios:
Te ha quedado precioso ese deseo que muchas veces queremos alcanzar y tantas no podemos.
Besos.
Cariños.
besotesssss
Paula
El deseo tiene que ser algo no deseado, inconsciente. Luego nosotr@s debemos gestionarlo, a veces atenderlo, a veces guardarlo.
Saludos!
Un placer la profundidad y belleza de tu pensamiento. Gracias por compartir, besitos
Niña entré pero no has actualizado,venga a ver que pasa!
TQM abrazo
Publicar un comentario